El Camino de Santiago Portugués por la Costa

El descubrimiento del sepulcro del apóstol Santiago el Mayor, a principios del siglo IX, generó pronto una multitudinaria corriente de peregrinación hacia su emplazamiento, en lo que hoy es la ciudad gallega de Santiago de Compostela. Esta afluencia acabó formando, desde los más diversos puntos de Europa, una densa red de itinerarios conocida, en su conjunto, como el Camino de Santiago, o Ruta Jacobea.

Por el encuentro entre gentes de tan diversa procedencia que esta ruta propició surgió una cultura basada en el intercambio abierto de ideas y corrientes artísticas y sociales, así como un dinamismo socioeconómico que favoreció, sobre todo durante la Edad Media, el desarrollo de diversas zonas de Europa. La huella del Camino y de los peregrinos a Compostela es reconocible en infinidad de testimonios públicos y privados, en distintas manifestaciones del arte o, por ejemplo, en los más de mil libros que en las últimas décadas se han ocupado, en todo el mundo, de esta senda, obra y patrimonio de todos los europeos.

Hay una máxima que reza que hay tantos Caminos de Santiago como peregrinos existen, un lema que si en algún territorio se confirma es en el caso del portugués. La variedad de vías de peregrinación que avanzan desde el país luso hacia Santiago -por el interior, el centro o la costa-, aumentan la variedad y riqueza de recorridos pero complican la tarea de consolidar las travesías. Eso ocurre tanto al otro lado de la frontera como en el propio territorio gallego.

Un camino que te dejará sin aliento

Centrándonos en el Camino Portugués Por la Costa, se tienen  referencias recogidas por expertos sobre peregrinos que usaron esta vía de Caminha hasta A Guarda. Según el fallecido Hipólito de Sa, el arzobispo de Canterbury Sto. Tomás Becket utilizó como albergue el Monasterio de Oia cuando hizo su peregrinación desde un monasterio de Portugal a Santiago allá por el siglo XII. Hay escritos populares que, incluso, sitúan en la costa entre Porto y Vigo el origen del uso de la vieira como emblemática jacobea a partir de un episodio protagonizado por un caballero que sale del mar cubierto de conchas.

Esta travesía costera, que antaño era también utilizada por los peregrinos procedentes de países de ultramar que arribaban a los puertos portugueses para llegar hasta Compostela, comenzó a experimentar, como el resto de las rutas, un lento declive a partir del siglo XVI. Es ahora, en pleno siglo XXI, cuando comienza su rehabilitación. A su favor cuenta con el incomparable marco natural que acompaña al peregrino, así como su destacado patrimonio artístico.

Sin embargo, como ya se dijo, se aprecia un gran desconocimiento de esta ruta, sobre todo de las etapas entre A Guarda y Redondela, tanto parte de los peregrinos, como de los vecinos de las localidades por donde pasa. Por eso, vemos la necesidad de poner en valor este recorrido histórico y cultural, haciéndolo accesible a través de las nuevas tecnologías.